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Giorgio Agamben
Autorretrato en el estudio

Adriana Hidalgo Editora


Páginas: 144
Formato: 23x15cm
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789874159366

Cuando se escribe no es posible lograr algo similar a los autorretratos de vejez de los pintores; una niebla tan lúcida y extrema, una conmoción sobre uno mismo tan implacable. Las puertas del misterio permiten entrar, pero no permiten salir. Todos los lugares que hemos habitado, todos los momentos que hemos vivido nos asedian, piden entrar. Lo que tenemos –las costumbres, los hábitos, los recuerdos– es demasiado, ya no lo podemos tener. Mientras que nos parece que todas nuestras facultades disminuyen y languidecen, la imaginación crece con desmesura, ocupa todo posible espacio. Deseos tan completamente imaginados que ya no pueden ser satisfechos. Asombro de que la esperanza permanezca intacta, aunque se sabe con certeza que no será atendida, que sólo lo no atendido es real. Los temas de la vida ahora parece que casi pueden escucharse como en una partitura. Los encuentros decisivos, las amistades, los amores, son las frases y los motivos que se enuncian y responden en el secreto contrapunto de la existencia, que no tiene pentagramas. Es como cuando se mira algo en el crepúsculo. No es tanto que la luz sea incierta, sino que se sabe que no será posible terminar de ver, porque la luz disminuye. Así se presentan ahora las cosas y las personas: fijadas para siempre en no poder terminar de verlas. Giorgio Agamben

Autorretrato en el estudio

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Cuando se escribe no es posible lograr algo similar a los autorretratos de vejez de los pintores; una niebla tan lúcida y extrema, una conmoción sobre uno mismo tan implacable. Las puertas del misterio permiten entrar, pero no permiten salir. Todos los lugares que hemos habitado, todos los momentos que hemos vivido nos asedian, piden entrar. Lo que tenemos –las costumbres, los hábitos, los recuerdos– es demasiado, ya no lo podemos tener. Mientras que nos parece que todas nuestras facultades disminuyen y languidecen, la imaginación crece con desmesura, ocupa todo posible espacio. Deseos tan completamente imaginados que ya no pueden ser satisfechos. Asombro de que la esperanza permanezca intacta, aunque se sabe con certeza que no será atendida, que sólo lo no atendido es real. Los temas de la vida ahora parece que casi pueden escucharse como en una partitura. Los encuentros decisivos, las amistades, los amores, son las frases y los motivos que se enuncian y responden en el secreto contrapunto de la existencia, que no tiene pentagramas. Es como cuando se mira algo en el crepúsculo. No es tanto que la luz sea incierta, sino que se sabe que no será posible terminar de ver, porque la luz disminuye. Así se presentan ahora las cosas y las personas: fijadas para siempre en no poder terminar de verlas. Giorgio Agamben